Desde su creación en 2015 las críticas no cesaron. El llamado “Impuesto al sol” que obligaba a los españoles a pagar por desarrollar energía solar fotovoltaica y su autoconsumo llegó a su fin. Este mes de octubre el Ministerio para la Transición Ecológica eliminó, a través de un Real Decreto Ley, eñ gravamen. La medida fue catalogada como urgente durante la celebración de un Consejo de Ministros.
Para muchos, especialmente para quienes abogan por el medioambiente y la sustentabilidad de los recursos, el impuesto era absurdo. Una traba y un retroceso para las necesidades energéticas del mundo actual. Por ello, el PSOE, desde que llegó al Gobierno, prometió que derogaría la norma creada durante el mandato de Mariano Rajoy. Incluso, aseguran que lo devengado por ese concepto era irrisorio.
Además de no tener que “pagar peaje” por generar energía propia, la nueva ley promueve mecanismos para motivar al autoconsumo energético. Por ejemplo, ahora será más sencillo tramitar la inscripción de estructuras que producen energía eléctrica para instalaciones cuyo consumo no superen los 100 kilovatios. También se incluye el autoconsumo que se comparte entre varios consumidores. Todo esto sin cargos adicionales.
Una visión al futuro sin impuesto al sol
La eliminación de “trabas burocráticas”, como lo calificó la Ministra de transición ecológica, Teresa Ribera, sirve para redimir a España ante los ojos del mundo que apuesta por el autoconsumo de energías renovables. A su juicio, cada vez será más común que la gente cree su propia energía en sus casas, por ello es inconcebible que se les obligue a pagar por una red que no usarán.
Sin embargo, en España aún es muy bajo el uso de la energía ecológica, en la que destacan la solar fotovoltaica y el biogás. El autoconsumo también es bajo, en comparación con otras naciones europeas, como Alemania por ejemplo. Los germanos poseen un millón de instalaciones de este tipo y en tierra ibérica apenas llegan a mil. Es por ello, que Ribera señaló que hay un largo camino que recorrer en ese sentido.
Son muchos los beneficios para el consumidor y el planeta. La energía es más económica y el impacto ambiental no es agresivo. Lograr la independencia de las grandes redes proveedoras del servicio, también hace que estas se descongestionen y operen mejor. Además, obviamente se reduce considerablemente la emisión de gases que generan el temible efecto invernadero.
Únicos con impuesto al sol
España es uno de los países más afortunados en cuanto a la recepción de luz solar, debido a su ubicación geográfica. De allí que muchos ecologistas aboguen por su uso en la generación energética. No obstante, la nación también era la única que cobraba un impuesto por generar electricidad de la luz solar.