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Pese a ser España y específicamente Valencia el principal productor de naranjas en Europa, agricultores de la región advierten la deficiencia del mercado. Denuncian que la naranja africana gana terreno en el país europeo y desplaza palmo a palmo la producción local.

La diferencia entre una naranja y otra es estrecha, en ambos continentes se producen las mismas especies. “El problema está en la calidad”, dicen los productores, quienes llaman a hacer reparos en las políticas de distribución. Están conscientes de que la mano de obra para el cultivo de los cítricos en África es más económica, más no ven con buenos ojos el sistema de cultivo.

Exponen que en África se emplean cerca de 36 productos fitosanitarios para la siembra de la naranja, prohibidos por la UE. Además exponen como uno de los principales inconvenientes, el abandono de cientos de miles de hectáreas plantadas con cítricos. Y acusan a los grandes distribuidores de hacer caso omiso a la Indicación Geográfica Protegida (IGP).

Mercados inundados de productos

El descenso de la producción valenciana es visto como un efecto del acuerdo firmado en el 2016 entre la UE y Sudáfrica. Acuerdo que, entre otros aspectos, extendió el período de importación de cítricos sudafricanos en los mercados españoles. La naranja africana se importa hasta finales de noviembre, cuando ya se ha comenzado a cosechar la valenciana.

Productores locales deben competir con las naranjas traídas de África, que inundan los stands. Esto implica negociar el precio del cítrico, colocarlo muy por debajo de lo deseado o dejar más tiempo la fruta en el árbol. Las naranjas sin recoger no resultan un negocio al humedecerse por las sucesivas lluvias.

Héctor Molina, agricultor en Castellón, informó a varios medios de comunicación que diariamente se abandonan 8 hectáreas de siembras de cítricos en Valencia. Realidad que estaría acabando con los proyectos de autoabastecimiento y el cultivo de los campos generación tras generación.

Ha de destacarse el impacto que tiene el abandono de las tierras para regiones que se han dedicado a la producción de un único rubro: Naranjas. Castellón -por ejemplo- se caracteriza por el monocultivo de cítricos.

Pérdida de la temporalidad

Un factor ha traído otro. Vicente Morales, también citricultor de la provincia de Castellón, dejó de recoger los frutos en el 2017 por no vender. Las naranjas se pudrieron en los árboles por no contar con un comprador interesado, relató recientemente a un conocido diario. Argumentó que todo se debe a las “asfixiantes campañas citrícolas” y la predominancia de los frutos de Sudáfrica.

La Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca realiza desde el 2017 un estudio de comportamiento agronómico para la mejora del cultivo. Ha planteado la necesidad de modernizar las plantaciones, mejorar la calidad del producto e incrementar el período de oferta. Esto, a fin de no entregar la batuta como país productor.