Skip to main content

Eso que los agricultores madrileños han estado temiendo ocurrió. Un primer caso de Xylella fastidiosa fue detectado en la capital central de España, específicamente en un olivo de una plantación privada, en Villarejo de Salvanés.

Los miedos no son infundados. Esta bacteria es altamente peligrosa. Ha causado fuertes estragos en Italia, Francia, Baleares y la Comunidad Valenciana. Ataca y mata a viñedos, olivos, plantas ornamentales y árboles frutales (de hueso, almendros y cítricos).

El Ministerio de Agricultura confirmó la infección hace pocos días. Desde entonces ha comenzado a establecer acciones preventivas y de erradicación, para prevenir la propagación. Para certificar el “diagnóstico”, se tomó una muestra que fue analizada en un instituto de investigación madrileño, y posteriormente en un laboratorio nacional de referencia de bacterias.

Acciones contra la Xylella fastidiosa

Ya no hay retroceso. Tras la detección de la Xylella fastidiosa, se procederá a arrancar el olivo afectado y otros que se hallen en un radio de 100 metros. Además, se aplicarán tratamientos fitosanitarios e insecticidas a 500 metros a la redonda. Se hará principalmente a los olivos, pero también a otras especies vulnerables.

Para hacer frente a las posibles consecuencias de la contaminación, la Consejería de Medio Ambiente trabaja en el diseño de un plan de apoyo para los agricultores que puedan resultar damnificados.

Sin embargo, para los representantes de las distintas organizaciones agrarias y los cultivadores en general, estas iniciativas parecen no ser suficientes. La mayoría estima que los protocolos de exterminio no son suficientes, y abogan por una solución definitiva para esta enfermedad. Solicitan poner el foco en los vectores que favorecen la multiplicación.

Aunque la Xylella fastidiosa es inocua para animales y seres humanos, se teme su avance. En 2013 se localizó en Italia, en 2015 en Francia y a España llegó en 2016. Hasta ahora se sabe que se contagia de forma natural, de una planta a otra, mediante los insectos, y su crecimiento óptimo se ubica entre los 26 y 28 °C.