Producción sostenible. Los retos a los que se enfrenta la agricultura en la actualidad son muchos. Estos van desde fenómenos como la sequía, cambio climático, impactos económicos como la pandemia hasta la reciente guerra entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, el sector agrario siempre ha demostrado que es capaz de adaptarse y cumplir con las demandas de producción.
La actividad agraria sigue siendo una de las más estables en España. Según datos económicos, la producción del sector ha tenido un incremento del 30% de su valor en las últimas décadas. Representa además el 14% de la tasa de empleo del país y ha generado alrededor del 11% del Producto Interior Bruto (PIB) de la nación.
La agricultura sostenible surge de la necesidad de crear sistemas para cultivar alimentos de una forma más respetuosa con la naturaleza. Usar métodos que estén en sincronía con las exigencias actuales de una sociedad que se preocupa por el impacto ambiental. Igualmente, que las naciones puedan generar lo que consumen.
Un punto importante es tomar en cuenta que los costos sean económicamente aceptables para los productores, comerciantes y consumidores. La agricultura sostenible en sí, busca cumplir con las necesidades de la población sin poner en peligro los recursos naturales. Esto es primordial, pero lo es también que no se afecte la rentabilidad del sector agrario.
Lograr que los productores sigan un modelo sostenible en el desarrollo de sus cultivos y que al mismo tiempo incrementen la producción según el crecimiento de la población no es cosa simple. Alcanzar tales objetivos depende de varios factores. Es importante en primer lugar optimizar las estrategias y recursos que disponen los trabajadores del campo.
Para establecer el modelo ecológico se debe garantizar la biodiversidad de productos y su vez conseguir cuidar la tierra. En este camino hacia la producción sostenible se debe dar paso a la innovación. Trabajar a la par con la tecnología para conseguir tomar mejores decisiones en el proceso del cultivo.
Es por ello que los expertos aseguran que es necesario emplear todos los recursos disponibles que brinda la evolución tecnológica. En este punto se encuentra la Inteligencia Artificial. Esta permite obtener una mejor rentabilidad.
Digitalizar las etapas del cultivo disminuye el error humano y permite aumentar la producción. Por ejemplo, el uso de la energía renovable y la gestión del agua a través de sistemas de riego inteligente protegen los recursos naturales. Son muchas las herramientas que han surgido o están por surgir en este sentido.
También, es vital aprovechar el conocimiento, experiencia y habilidades de los agricultores en la gestión del cultivo. Lo ideal es educar al agricultor en torno a los avances y de cómo se pueden aplicar en sus siembras. Esto no implica sustituir procesos que garantizan que el crecimiento de los cultivos no se vea afectado. De esta manera se masificarían la agricultura sostenible en el futuro cercano.