En más de 39 millones de euros se calculan las pérdidas económicas de los productores de limón tipo Fino en Valencia. Aunque todas las variedades estarían amenazadas por la situación, la Fino es la que más se cultiva en suelo valenciano, área que ha sido golpeada duramente con la crisis de los cítricos, especialmente de las mandarinas y las naranjas.
El balance fue presentado hace unos días por representantes de “LA UNIÓ de Llauradors”, quienes señalaron que en comparación con la campaña anterior, el limón ha bajado considerablemente sus tarifas de comercialización. Semanalmente fue en debacle, y llegó a tener una caída de hasta 52% en su precio. Es decir, en 2018 el kilo de limón se cotizaba en 0,41 euros y esta temporada llegó a bajar a 0,21 euros el kilogramo. Aunque al principio se había mantenido estable, a mitad de campaña, desde enero, comenzó la merma. El promedio hasta ahora es de 26% menos que en 2018.
Importación desmedida del limón
Entre los argumentos que esgrimen los productores de limón sobre el bajón en los precios, destaca la llegada de limones importados de Turquía. La producción española del cítrico ha estado entre las cantidades esperadas y por ejemplo, en la comunidad Valenciana, la cosecha se elevó apenas un 6% en relación al año pasado. Es decir, no hay una saturación del producto local. Sin embargo, especialistas añaden que el fruto importado si ha tenido que ver.
La situación económica del país árabe, que ha visto devaluar su moneda, ha influido en que sus limones se vendan a precios muchos más económicos. Igualmente, luego de una debacle, la nación recuperó su capacidad productiva de limón y lo trajo en mayor cantidad a Europa. Más limones y a precios más bajos, inevitablemente hicieron mella en el mercado.
Aunque aún los precios no han disminuido hasta situarse por debajo del costo productivo (0,18 euros el kilo) se acerca peligrosamente. Los afectados por la situación temen que la crisis empeore y claman por medidas gubernamentales. Y es que cada vez es mayor la competencia extranjera, pues también se adicionan productos cítricos provenientes de Sudáfrica o Argentina. Señalan que la competencia no es justa.
Una crisis que no para
Ya los productores valencianos estaban lidiando con una de las peores campañas de mandarinas y naranjas. Juntas, han dejado unos 200 millones de euros en pérdidas. Pero la crisis ha tocado todas las zonas productoras de cítricos de España. Es por ello que las protestas no han parado. Por ejemplo, una de las decisiones más recientes de los agricultores de estas frutas en Andalucía, fue regalar dos mil kilogramos de naranjas.