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En la búsqueda de productos que hagan más sostenible y ecológica la agricultura, el uso del hongo Trichoderma representa una gran opción. Este microorganismo tiene una doble función, sirve como fitosanitario y la vez como biofertizante para las plantas. Actualmente, está regulado como fitosanitario, pero la comunidad científica pide que se añada su acción biostimulante.

Recientemente, se publicó en la revista científica “Nature Reviews Microbiology” un artículo que repasa las bondades del hongo. La investigación reseñada corresponde al Instituto de Investigación en Agrobiotecnología (CIALE), de la Universidad de Salamanca; y al Grupo de Fitopatología y Control Biológico de la Unidad de Excelencia de Producción Agrícola y Medio Ambiente Agrienvironment. En el estudio se especifican las propiedades del Trichoderma en la agricultura.

En la revista se señala que este tipo de hongo ayuda a defender a los cultivos de plagas y a la vez hace que las plantas crezcan. Su empleo representa una reducción en la utilización de agroquímicos tradicionales. Esto permite que se evolucione a un sistema agrícola con mayor sostenibilidad. Desde hace varias décadas se conoce su acción para eliminar otros tipos de hongos dañinos, pero desde hace unos 20 años se ha investigado su propiedad biofertilizante.

 

Foto: Pixabay.com

La doble función del microorganismo genera problemas a la hora de registrar sus formulaciones. Es por ello que se realizó el trabajo investigativo y se publicó por encargo de editores de “Nature”. Los autores del trabajo de revisión fueron  Sheridan L. Woo y Matteo Lorito, por parte de la Universidad de Nápoles (Italia); y Rosa Hermosa y Enrique Monte, por parte de la Universidad de Salamanca. Estos centros  españoles  e italianos son los más sobresalientes del mundo en los estudios sobre el Trichoderma.

El hongo vive un momento de gran popularidad mundial en la agricultura. Suele emplearse en siembras hortícolas de relevancia, como las fresas y tomates. Igualmente se aplica con éxito en cultivos de olivo y cereales.  El inconveniente aparece al hacer los registros del material.

En la Unión Europea los investigadores deben registrar las  formulaciones “como PPP (Plant Protection Products), es decir, un producto para proteger a los cultivos, ya que tradicionalmente ha sido considerado como un agente de biocontrol. La alternativa sería registrarlo como biofertilizante, lo que acorta los costes, las pruebas y los plazos”, explican los científicos.

Sin embargo, para los expertos lo más recomendado sería registrar al hongo como “organismo beneficioso para las plantas”, sin darle una función determinada. “Es como si queremos matricular un coche y tenemos que decidir previamente si va a ser una ambulancia, porque algunas veces iremos al hospital, o si vamos a ser un taxi, porque otras veces iremos al cine”, ejemplificó  el investigador Enrique Monte.