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Las ganancias son buenas. Eso motiva a los productores de chirimoya en España a invertir en el cultivo de la fruta «nacida» en tierras sudamericanas. Actualmente, el país ibérico lidera su comercio mundial y sigue en expansión.

Específicamente Otívar, Almuñécar, Jete, Salobreña y Motril, en Granada, son las regiones que cuentan con más superficies dedicadas a la siembra del fruto del trópico. En la nación se destinan tres mil hectáreas a la chirimoya, las cuales generan unas 50 mil toneladas anualmente.

Cifras ofrecidas por distintos entes agrícolas, indican que el alimento se destina en un 80% al consumo interno y lo demás se reserva para la exportación. Los principales clientes son los países miembros de la Unión Europea, Arabia y Norteamérica.

Rentabilidad sostenida del cultivo de chirimoya

Según el directivo del Consejo Regulador de la Denominación de Origen “Chirimoya Tropical Costa Granada-Málaga”, Antonio Sánchez, es tal la rentabilidad de la cosecha de este producto, que si un campesino dedica al menos tres hectáreas al sembradío, puede sustentarse económicamente.

No cuentan con ayudas del Estado, como sucede con otros rubros, pero la demanda compensa los costos. Además, la chirimoya que se obtiene en Málaga y Granada tiene características diferentes que le dan preferencia. Es más fresca, dulce y se consigue con facilidad en cualquier frutería de la zona, lo que no ocurre con las importadas de Perú, Chile o Ecuador.

Exportaciones en auge

Un gran porcentaje de la chirimoya que se vende a nivel mundial proviene de España. Acá se cultivan tres tipos: «Fino de Jete», «Campas» y “Alborán”. Este último es el más nuevo en la zona. Tiene mayor dulzura y menos semillas, por lo que pretenden exportarla muy pronto. Aún están en proceso del registro.

También, centros investigativos como el ubicado en La Mayora, realizan experimentos para originar un injerto que no tenga semillas, y cuya cáscara sea más dura. Esto facilitaría el transporte y comercialización de la fruta fuera de las fronteras.

La idea, es que los agricultores no se vean tentados a cambiar de rubro por otros manjares tropicales como el aguacate o el mango. Sin embargo, involucrados en el negocio señalan que falta una mayor promoción del estado en su consumo y cosecha.

Como incentivo, Sánchez señala que entre los beneficios de su ingesta están sus propiedades medicinales. Asegura que comer chirimoyas regularmente evita problemas de tensión arterial y afecciones cardíacas. “Es como tomarse una aspirina”, apunta el especialista español.