Los trabajadores del campo que se dedican al cultivo de remolacha ya están activados. El pasado 11 de junio comenzaron a recoger la hortaliza al sur de España. Las estimaciones para esta campaña son buenas, aunque un poco menos que la temporada anterior. En total se sembraron 7.400 hectáreas, unas 300 mil menos que en 2017.
En Jerez de la Frontera ya abrió la molturadora de Azucarera. El arranque de recogida se acordó luego de analizar las plantas y determinar que estaban óptimas para el proceso. Aunque la estación invernal fue seca, las precipitaciones de marzo favorecieron el crecimiento regular del vegetal. Sin embargo, el que no gozara de las temperaturas habituales, puede bajar el rendimiento.
Lo cierto, es que ya comenzó la campaña, la cual podría finalizar en unos 70 días, es decir a mediados del mes de agosto. Otra buena noticia, es que a pesar de las circunstancias, este año se incorporaron 82 nuevos agricultores. Estos aportaron 857 ha de superficie cultivada.
Cifras alentadoras del cultivo de remolacha
El año pasado la recolección de remolachas fue de 661.400 toneladas métricas. Para este 2018 se prevé llegar a unas 87 toneladas líquidas por cada hectárea. Es decir, que se espera una calidad y un rendimiento elevado del producto, aunque la cantidad sembrada fue menor.
En cuanto a la molturación, sólo en la fábrica ubicada en Guadalete esperan que a diario se procesen unas 10.800 toneladas líquidas. La estimación total alcanza las 640 mil toneladas líquidas de remolacha, según los cálculos publicados en el portal web de Asaja-Sevilla.
Los datos reseñados también especifican la siembra del alimento por zona. En Andalucía se llegó a las 7.402 ha, casi 200 mil menos que en 2017. Sevilla es el lugar donde más se produce remolacha, pues de esa cantidad allí se concentra el 74% (5.456 ha). La otra provincia andaluza que acoge el resto es Cádiz.
Males encontrados
Aunque el desarrollo de las plantaciones en términos generales fue eficaz, se reportaron casos de parcelas encharcadas. Los afectados fueron terrenos bajos o carentes de drenajes. Las lluvias producidas en marzo también hicieron que el suelo perdiera nitrógeno, lo que causó que algunas plantas se tornaran amarillentas.
De las plagas que atacan la remolacha se dieron casos de Cercospora. Ésta apareció en algunos sembradíos a causa de las precipitaciones de abril. El resto de larvas o insectos comunes fueron controlados con herbicidas.
Lo que sí se hizo notable, fue la reducción del cultivo en secano. Los campesinos, temiendo una sequía similar al año anterior, prefirieron apostar por el cultivo de otros alimentos. En total la baja fue de 254 ha en 2017, a 138 ha este 2018.