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Dentro de las prácticas de cultivo ecológicas  más novedosas está la bioponía. Esta consiste en cultivar plantas sin usar el suelo y que en vez de emplear abonos inorgánicos utilizan fertilizantes orgánicos. Este sistema es parecido al hidropónico, de gran aceptación, pero este último usa una solución nutritiva que se compone de abonos minerales con sustancias inorgánicas y agua.

Para demostrar la efectividad de la bioponía, el centro tecnológico Neiker realizó una interesante investigación. El instituto, que pertenece a Basque Research and Technology Alliance (BRTA),  consiguió cosechar lechugas hasta un 20% más grandes que las que se cultivan en hidroponía. El trabajo contó con la ayuda de dos compañías de Euskadi que producen bioestimulantes y fertilizantes orgánicos, AvanzaBio y Biobizz.

La sustitución de minerales inorgánicos por fertilizantes orgánicos reduce las emisiones de CO2. Esto  hace que la bioponía sea más amable con el medioambiente. “Desarrollar abonos inorgánicos implica un gran impacto en la huella de carbono. Al elaborar un kilo de nitrato cálcico, un fertilizante muy común, se liberan 3,85 kg de dióxido de carbono a la atmósfera”, explica el jefe de proyecto del departamento de Producción y Protección Vegetal de Neiker, Patrick Riga.

Foto: Pixabay.com

La producción del fertilizante orgánico es más sostenible. Durante su desarrollo genera nutrientes y soluciones ricas en hongos, bacterias y levaduras. Estos microrganismos son los responsables de favorecer el crecimiento de las plantas. Dar con la combinación adecuada es un trabajo que le ha tomado más de dos años al centro.

Para demostrar la eficacia de la bioponía, Neiker realizó ensayos en sus invernaderos. Las plantas cultivadas fueron lechuga de tipo batavia y acelga de tipo amarilla. Los cultivos se efectuaron “en un sistema sin suelo en el que las raíces han crecido en un sustrato orgánico a base de fibra de coco regado con una solución de abonos orgánicos y bioestimulantes mediante goteros”, indica Riga.

El aumento en las dimensiones de los alimentos cosechados fue significativo. “Tanto las lechugas como las acelgas producidas en un sistema biopónico son más grandes comparadas con las que se cultivan en uno hidropónico con abonos inorgánicos, un 20% más para las lechugas y un 13% más para las acelgas”,  detalla Riga.

Estos resultados son positivos y buscan expandirse. Neiker asegura que desean que el sistema biopónico se masifique en el sector agrícola. Para ello, anunció que pronto efectuará otros ensayos de cultivos con distintos alimentos como el pimiento y el tomate. Igualmente, la institución aseguró que brindará asesoría y acompañamiento a los agricultores que se interesen en emplear el método.