La producción de aceite de oliva atraviesa una de sus peores crisis. La campaña 2002/2023 podría convertirse en la segunda más baja del último siglo, con una obtención de 737.000 toneladas de producto. ¿Las causas? La pertinaz sequía de los últimos cuatro años y otras anomalías climáticas que afectan el proceso natural de floración y cuajado del fruto del olivar.
A ello se suma una drástica disminución de las dotaciones de riego, que ha impactado además en la obtención de aceitunas de mesa. Según datos proporcionados por el Comité Oleícola Internacional, COI, la producción de este rubro podría ubicarse en el escalafón más bajo de los últimos 15 años. Y-en consecuencia-los costes de manufactura no se verán compensados. Incluso con los precios actuales del mercado.
Los productores piden auxilio
Ante esta situación, los Consejos Sectoriales de Aceite de Oliva y Aceituna de Mesa de Cooperativas Agro-alimentarias de España, solicitan el apoyo del Gobierno. Piden la denominación de cultivo prioritario a la hora de otorgar las ayudas de sequía que se establecerán en la Orden Ministerial pendiente de publicación.
El Ministerio de Agricultura y las Comunidades Autónomas ha sido alertado sobre la probabilidad de escasez de productos para su comercialización. También sobre la necesidad de las cooperativas y empresas, de hacer frente a los costes fijos, amortizaciones y financiación adelantada a sus productores.
En comunidades como Andalucía, se ha respondido a varias peticiones. De hecho, se ha hablado de destinar parte de las reservas de crisis de la Política Agraria Común (PAC) a la modernización del olivar y sus maquinarias agrícolas.
Y es que Andalucía es considerada la mayor región productora de aceite de oliva, con 1.67 millones de hectáreas de olivar. Una importante extensión se halla en Jaén. Un territorio mundialmente conocido por su “mar de olivos”. El temor de los agricultores, es que el estrés hídrico que padecen las plantaciones, por la ausencia de agua, termine por llevarlas a la muerte.