Esta semana comenzó la campaña de la patata en España. El escenario se presenta con incertidumbres que generan preocupación en los productores del tubérculo. Así lo expresó en una entrevista a la agencia de noticias EfeAgro Alfonso Sáez, presidente del comité de patata de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex).
Sáez explicó que hay escasez de patatas para la siembra, disminución del consumo y una mayor importación proveniente de Egipto. Estos sucesos plantean una situación poco beneficiosa para el sector. Pero, no todo es negativo. Algunas provincias españolas tendrán cosechas pletóricas.
Entre los factores que originan la falta de patatas de cultivo están el clima y la sanidad vegetal. Hubo un aumento en las temperaturas que afectó especialmente a los Países Bajos, Francia y Dinamarca, también un desmejoramiento del estado sanitario del producto. “Hemos tenido más rechazos de semillas en las parcelas”, aseveró el directivo de Fepex.
Otra preocupación del sector es que se está dando cambios en “la vocación productiva”. Los trabajadores del campo prefieren cultivar la patata de industria que la de siembra. Las razones que esgrimen son las dificultades climáticas y un alza en el consumo de la patata congelada.
En los hogares españoles disminuyó el consumo de patatas. La caída es de 11,7% en comparación con hace 5 años, aseguró la federación. “Si en 2019 el consumo per cápita era de 20,2 kilogramos, hasta noviembre de 2023, la cantidad ha bajado hasta los 18,9, según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA)”, publicó EfeAgro.
En este sentido la beneficiada ha sido la patata congelada. Aunque las cifras de aumento aún no son tan significativas, se intuye un cambio en los hábitos de consumo. En 2019 la compra per cápita de patata congelada era de 0,9 kilos. En 2021 fue de 1,10 kilogramos y en 2023 de 1,13. “Comemos más fuera de casa y, en el hogar, usamos más productos congelados, bien sea por la comodidad o por el precio”, expresó Sáez.
El tema de Egipto causa angustia a la producción europea. Según Fepex, la importación de patata egipcia fue de 2.463 toneladas en 2019. Esta cifra aumentó exponencialmente en 2023 y pasó a ser de 50.488 toneladas. “En valor, la importación pasó de 1,1 millones de euros a 24,9 millones de euros, con un incremento del 2100 %”, indicó la federación.
Por otro lado, el panorama de la campaña es positivo en regiones como Sevilla. Se espera que gracias a las últimas precipitaciones la cosecha sea “pletórica y de récord”. Así lo expresó Alberto Duque, presidente de la Organización Interprofesional de la Patata de Castilla y León y responsable de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).
“En el País Vasco y la Comunidad Valenciana se mantendrá la misma superficie que en 2023; en Castilla-la Mancha y Murcia subirán ligeramente y en Castilla y León también se espera que descienda, donde se está produciendo en esta campaña un cambio de variedades en muchas explotaciones”, detalló Fepex a EfeAgro.