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El pasado jueves, se celebró en Valencia el II Encuentro Internacional Renowagro. El congreso se efectuó en el Palau de les Arts Reina Sofía. El tema principal fue el manejo de los suelos de cultivo y contó con importantes catedráticos europeos relacionados con el sector agroalimentario.

Puntos como las reservas de biodiversidad que se hallan en los suelos de la agricultura, las cubiertas vegetales, los nutrientes y el empleo de tecnología como satélites o drones fueron parte de las ponencias. Allí destacaron la importancia de los suelos para una producción sostenible y amable con el ambiente.

Una de las ponencias se denominó “El suelo como núcleo de una agricultura sostenible y la importancia de su microbioma”. El orador fue Carlos García Izquierdo, parte del equipo de  investigadores del  Cebas-CSIC.  “Hace unos años se veía como algo totalmente estático, que no tenía vida y en parte era culpa de los científicos, que no sabíamos transmitir que el suelo es algo vivo y, como algo vivo, se puede hasta morir”, destacó García.

García explicó que los suelos que no poseen vegetación se erosionan. Es por ello, que el investigador califica de fundamental el trabajo agrícola. A su juicio los suelos siempre se han subestimado como recurso natural. Para dar un ejemplo señaló que son conocidos los parámetros para determinar la calidad del aire o el agua, pero muy poco sobre el suelo.  Sin embargo, el catedrático cree que ahora hay un cambio que es necesario. “Entre un 25 y un 50 % de la biodiversidad del mundo está en el suelo”, expresó.

Foto: Pixabay.com

“La incidencia de las cubiertas vegetales en la salud y calidad del suelo”, fue el título de una de las mesas redondas celebradas en el evento. En ella intervinieron con especial fervor Emilio González Sánchez, docente del departamento de Ingeniería Rural Universidad de Córdoba; y Davie Kadyampakeni, investigador del área de cítricos del departamento de Suelo, Agua y Ciencias del Ecosistema de la Universidad de Florida.

Para González las cubiertas vegetales llegaron para quedarse. Una de las principales razones es que son importantes para la Política Agraria Común (PAC). Explicó que su implementación ayuda a reducir la huella de carbono y protege la biodiversidad. Por su parte, Kadyampakeni afirmó que “el futuro de las cubiertas vegetales pasará por estudiar mejor el crecimiento y la dinámica del agua en el cultivo de cítricos”.

Uno de los puntos destacados en materia de tecnología fue dado por la colaboradora científica de la NASA Belén Franch. La especialista habló sobre el uso de la teledetección mediante satélites o drones para monitorizar la agricultura. Franch, que también labora para el Goddard Space Flight Center de la Universidad de Maryland, explicó la importancia de estos equipos para reducir los efectos de las catástrofes naturales en los cultivos.

La científica habló sobre el proyecto GeoGlam del G20. El mismo, dijo, hace seguimientos a los sembradíos, al igual que el  programa de Agricultura Harvest que posee la NASA y que desarrolló un sistema informático para la monitorización. “Tenemos que hacer ciencia para medir bien las consecuencias de los fenómenos extremos, construir modelos”, advirtió Franch.