La situación no luce alentadora. Los trabajadores que cultivan cereales han visto mermar su negocio por diversos factores. Aunque reconocen que su futuro es incierto, están casi seguros de que la producción baje. Y es lamentable.
Al menos así lo han asegurado varios representantes y directivos de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) de España, quienes han dicho que los precios no dejaron ganancias y que la falta de lluvias afectó considerablemente sus cosechas la temporada pasada.
La consecuencia de la mala campaña 2017, es que los campesinos están migrando a la siembra de otras plantas como almendro, olivo y pistacho. Por ende, se estima que haya una reducción de cereales, a excepción de la cebada que-al parecer-pudo sortear los inconvenientes.
Se reducirán las plantaciones de cereales
Las cifras que se proyectan avalan la preocupación del sector. Sólo el maíz podría bajar hasta 20%, según Asaja, algo que comparte el Comité de Organizaciones Agrarias y Cooperativas Comunitarias (Copa-Cogeca).
Por la sequía y el alza en las tarifas de los implementos necesarios para las labores del campo, que no se ven retribuidas en los ingresos, el organismo señala que en toda la Unión Europea (UE) habrá una disminución de 1,4% de hectáreas cultivadas, y una reducción general de 2% en la cosecha.
Para frenar el pésimo pronóstico, Copa-Cogeca habla de una eliminación impositiva en la compra de fertilizantes importados, pues con la medida se abaratarían los costos. La principal queja, es que plantar cereal es caro y poco rentable.
Los agricultores piden más
A juicio de los trabajadores, las “soluciones” anunciadas no son suficientes. Los agricultores están “ahogados”. De allí que insisten en levantar prohibiciones de uso de otros fitosanitarios más económicos, y que en naciones como Ucrania se emplean sin problemas. Esto ofrece ventajas en la siembra de trigo, por ejemplo.
Los portugueses, al igual que los españoles, son los más afectados. Por ende, solicitan que se les brinde una atención específica a sus requerimientos, pues de lo contrario tendrán que suplir las necesidades del mercado interno con compras internacionales. Específicamente para el suministro de pienso o harinas tendrían que recurrir a las importaciones, con lo cual se afectaría al sector ganadero.
En resumen, que la oferta haya sido mayor que la demanda y que los costes del mercado sean menores que la inversión para la producción, es algo que indiscutiblemente los aqueja. Eso sin contar los impuestos para la adquisición de insumos, que también han sido un factor de peso para el retroceso.