La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), planteó la necesidad que tiene la agricultura de gestionar mejor el uso del agua. La acción es vital para producir alimentos, mientras compite con otros sectores económicos por el recurso hídrico.
El organismo realizó el pasado 16 de octubre un encuentro con motivo del Día Mundial de la Alimentación, bajo el lema “El agua es vida. El agua nutre. No dejar a nadie atrás”, rindiendo homenaje a uno de los recursos más preciados del planeta. Para la experta en tierras y aguas de la FAO, Patricia Mejías, el sector agrícola es el sector que más sufre las consecuencias de la escasez del agua, por lo que debe ser, al mismo tiempo, el más interesado en «mejorar la eficiencia en el uso del agua”.
El consumo del agua en la actividad agrícola representa el 72 % del total de agua dulce que se consume a nivel global. La situación hace imperativo cambiar la forma en que se producen los alimentos, fibras y otros productos agrícolas, aseveró Mejías.
La representante de la FAO considera que el rápido crecimiento demográfico, la urbanización, la industrialización, el desarrollo económico y la crisis climática rompieron el equilibrio nuestros recursos hídricos. Al mismo tiempo, el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, la sequía y las inundaciones están ejerciendo presión sobre nuestros ecosistemas.
Mejías reiteró que el cambio climático está trayendo consecuencias nefastas para la seguridad alimentaria mundial. Se ha provocado un estrés hídrico en más de 2.400 millones de personas en todo el mundo. Un 20 % de la superficie cultivada en la agricultura a nivel global requiere riego para producir un 40 % de todos los alimentos del mundo, existiendo aún un gran potencial sin explotar.
Según Mejías, existe un estado de vulnerabilidad en los pequeños agricultores familiares. Esto afecta en particular a los más pobres, las mujeres, los jóvenes, los pueblos indígenas, los migrantes y los refugiados. Estos grupos no disponen de acceso al riego en temporadas de sequía.
Para mejorar la productividad en condiciones extremas, la experta en agua y tierras recomienda como medidas, implementar prácticas agrícolas que protejan el suelo. También, el uso de variedades de siembra que sean tolerantes a la sequía.
Adicionalmente, Mejías recomienda que los productores posean pequeñas infraestructuras de captación y almacenamiento de agua de lluvia. Igualmente, el uso de tecnologías de riego de precisión. También, en cuanto sea posible, utilizar fuentes de agua no convencionales como las residuales o desaladas.
Algunas de las áreas en las que trabaja la FAO para abordar los mencionados problemas consiste en brindar apoyo técnico a los países. El organismo realiza el análisis del estado de los recursos hídricos que poseen las naciones y en la implementación de gobernanzas. La FAO sostiene que la creación de diseños nacionales y regionales de ordenamiento, son cruciales para la asignación sostenible y equitativa del agua. Para ello, “se trabaja en un enfoque integrado e inclusivo en el que intervengan todas las partes, para maximizar el bienestar humano, sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales”.