En territorio español la siembra de girasol abarca unas 700 mil hectáreas, pero esta cifra ha disminuido con el paso de los años. Los empresarios y agricultores hacen un llamado de alerta. Señalan que el cultivo podría desaparecer si las condiciones actuales no cambian. No vislumbran un futuro prometedor pasado el año 2020.
Los factores que influyen en la crisis que enfrenta el girasol en España son diversos. Uno de los principales es la competencia desigual con respecto a los países que no son miembros de la Unión Europea. Ellos ofertan derivados del girasol como el aceite de la zona del Mar Negro, a un costo mucho menor del comercializado por el productor local. ¿La razón? como no se rigen por las mismas normas es más barata su producción y venta.
Mundialmente unas 26 millones de hectáreas son destinadas al cultivo de la planta. De esa superficie se obtienen unas 40 TM. Más de la mitad de lo sembrado (18,8 millones de hectáreas) pertenecen a Europa. Sin embargo, 14,8 millones se ubican en Países del Este y apenas cuatro millones a naciones en la Unión Europea (UE).
Unidos en la lucha por el «rescate» del girasol
Quienes operan y extraen girasol fueron convocados a una reunión urgente con las principales organizaciones agrarias de Castilla y León y Castilla La Mancha (Cuenca). La idea fue conseguir soluciones que permitan mejorar la situación del sector. Frenar la merma en la siembra es fundamental para que no desaparezca la actividad. Esgrimieron que la lucha debe hacerse en unión con los industriales y trabajadores del campo.
Representantes de ASAJA Cuenca, ASAJA Castilla y León, ASAJA CLM, Sovena, Asesur y Afoex participaron en el encuentro. Una exposición detallada de las fallas se señaló para tener claro el panorama. El mercado global es una amenaza real que deriva en diversos puntos que también fueron indicados.
La rentabilidad es baja, al igual que las tarifas para su venta. Esto se debe a la deslealtad que hay en el mercado. Así lo expresó Donaciano Dujo, cabeza de ASAJA Castilla y León, quien apuntó que al igual que sucede con otros productos que traen de afuera, especialmente de los países que no están en UE que se ven exentos de las exigencias del ente. A los lugareños se les hace imposible competir con precios tan bajos de los importados.
Algunas soluciones
Para José María Fresneda de ASAJA CLM, la organización es la clave. Explicó que todos los involucrados en la cadena productiva y comercial deben estar ordenados y trabajar en conjunto. Todos los eslabones tienen que relacionarse entre sí. Para ello propone crear un programa para mantener al girasol.
Similar propuesta hizo Dujo. Añadió que por ejemplo, el aceite de girasol español lleve una etiqueta que identifique su origen. Con ello pretende que el consumidor tenga esa información y finalmente se decante por lo hecho en España y no por lo proveniente de un país que no esté en la UE. Asegura que la preferencia por lo elaborado en tierras como Cuenca o Castilla y León prevalecerá a lo foráneo.