La ciencia avanza a pasos agigantados y en materia agrícola sus descubrimientos son fundamentales. Mejorar el rendimiento de uno de los cereales más consumidos del mundo, como lo es el arroz, es posible. Gracias a un estudio realizado en China, se podría potenciar el tamaño de las hojas de la planta, factor determinante en su cultivo.
Se trata del hallazgo del gen Ghd7.1, que fue encontrado por un equipo del “Laboratorio Nacional de Mejoramiento Genético de Cultivos” chino. Los investigadores evaluaban el QTL (quantitative trait locus) que origina el tamaño de las hojas del arroz. Entre esos caracteres apareció el gen que es determinante para el ancho y largo de la llamada “hoja bandera” de la planta.
En total encontraron 14 genes que intervienen en el proceso de longitud y nueve en la anchura de esa hoja, que es la última en emerger del tallo antes de que salgan las espigas. Los especialistas concluyeron que el Ghd7.1 era uno de los más importantes en el proceso. Incluso durante la presentación del hallazgo mostraron mutantes de ese gen creados en el laboratorio en hojas reducidas.
Importancia agrícola del gen Ghd7.1 para el arroz
La novedad fue dada a conocer a finales de junio, cuando además indicaron que el Ghd7.1 también intervenía en pasos como la fotosíntesis y otros factores que se traducen en la rentabilidad de las cosechas. Es por ello que el sector productor de arroz ve en este avance los mecanismos para avanzar en el mejoramiento de los cultivos.
El reciente descubrimiento se suma a otro publicado en el mes de abril. La Universidad de Australia Occidental (Australia), la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y la Universidad de Nagoya (Japón) hallaron un gen que es el responsable de la fuerza de la planta para tolerar los embates ambientales.
El nombre de esa partícula es LGF1 y su valor radica en que hace tolerar a la gramíneas sequías, inundaciones y varias enfermedades. El aporte da pie para fomentar los llamados cultivos “climáticamente inteligentes”, que se han hecho necesarios antes los problemas ecológicos que acechan al planeta.
Funcionamiento
El LGF1 es el responsable de la “nanoestructura de las superficies foliares”. Es decir, gracias a él por ejemplo, el arroz sobrevive al estar sumergido en el agua debido una película de gas foliar presente en las nanoestructuras de cera que promueve el intercambio de gases como el dióxido de carbono y el oxígeno con el agua. Así se efectuaría una fotosíntesis submarina.
La cera también sería la autora de que en sequía las plantas conserven más agua al disminuir la evaporación. Es por ello que los científicos trabajan en crear más cera para preparar los sembradíos ante los crecientes fenómenos climáticos que se ven incrementados por la contaminación atmosférica. Hasta ahora los intentos no han logrado el objetivo, pero manifiestan estar bien encaminados en los procesos.