España acaba de vivir el quinto invierno más seco desde 1965, una situación que-al parecer-no cambiará con la llegada de la primavera. Al menos, esas son las proyecciones meteorológicas ofrecidas recientemente por la portavoz de Aemet, Delia Gutiérrez. Un calor intenso es lo que se espera con la nueva estación.
Las acostumbradas lluvias que caen entre los meses de abril y junio no llegarán con fuerza. Al contrario, serán menores a las normales. Las estimaciones son iguales para todo el país ibérico. La sequía y elevadas temperaturas se harán presentes, de acuerdo a la estatal meteorológica. La situación no compensará, como se esperaba, los registros de un invierno inusual y que afectó al sector agrícola y económico de la nación.
Gutiérrez reportó que en la temporada que termina llovió menos de la mitad de lo acostumbrado. Por cada metro cuadrado sólo se recogieron 98 litros de agua. La cifra representa el 51% menos del promedio. Por este motivo, las reservas de nieve se redujeron a más de la mitad de lo conseguido en el último lustro.
Temperaturas irregulares
Durante la época invernal las temperaturas variaron de forma irregular. La media del último trimestre fue de 14,4 grados en la temperatura más alta y 0,5 grados en la más baja. Por debajo de lo normal. La diferencia entre las temperaturas registradas de noche y de día fue muy amplia.
Casi no hubo episodios realmente fríos. Solo destacan los vividos del 4 al 8 de enero y los del 10 al 12 de enero. Ahora, respecto a la calidez intensa en los últimos 10 días de febrero, se alcanzó un récord de calor en España. Tampoco hubo las comunes borrascas y temporales. Incluso, los días de sol fueron 32% más de lo acostumbrado.
Consecuencias funestas
Entre las consecuencias más dañinas que han dejado estas condiciones climatológicas poco habituales, está el alza en los incendios forestales. La media de la última década fue superada con bastante notoriedad. El promedio de focos en todo el año es de 154, y solo hasta el 13 de marzo ya se han suscitado 203. En otros periodos para estas fechas apenas se reportaban unos 10 incendios. Es decir, han ocurrido 20 casos más durante la estación.
La escasez de lluvias y los elevados valores térmicos también han influenciado el año hidrológico actual. De octubre de 2018 a marzo de 2019, las precipitaciones mermaron hasta un 14% del promedio. En consecuencia, todas las cuencas acuíferas están por debajo de lo habitual.