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El recorte progresivo de las ayudas al sector de los frutos secos, especialmente de secano, dibuja un triste panorama en las comarcas españolas. Desde el 2011 hasta la fecha, los agricultores sobreviven a la disminución y finalmente a la eliminación del auxilio para el mantenimiento y mejora de las explotaciones.

La Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña (FCAC) comentó que en ocho años el sector ha dejado de percibir 32 millones de euros. Adicional al quebranto económico, han sido abandonadas 5.500 hectáreas dedicadas al cultivo de frutos secos dependientes de las lluvias.

El responsable del sector de los frutos secos de la FCAC, Roger Palau, manifestó recientemente su preocupación por las parcelas en desuso. Expresó que una vez abandonados los terrenos, no se pueden recuperar, se reduce la calidad de los suelos y se atenta contra el paisaje. Además, esa dejadez incide en el control de la fauna.

Falta de recursos para el sector

La ayuda a las explotaciones agrarias, de almendros y avellanos, desaparece afectando a las zonas rurales más desfavorecidas. Lo que en la campaña 2004-2005 fue luz para el mantenimiento de las superficies, desde el 2011 comenzó a extinguirse.

Desapareció primero la ayuda a la Organización de Productores de Frutas y Hortalizas, luego la aportación comunitaria. Se redujo el presupuesto estatal y la ayuda autonómica, hasta la definitiva eliminación en la pasada campaña.

La comarca de Tarragona ha sido una de las más golpeadas al dejar de recibir 11,8 millones de euros, seguida por Lleida donde se han esfumado 10,7 M€. A Tierras del Ebro les fueron suprimidos poco más de 8 M€ en ayudas. El dinero tampoco llegó a Cataluña central, Girona y Barcelona.

La reconversión del sector de frutos secos vuelve a ser una propuesta latente, ante el mal rato que pasan los productores. La reducción de la superficie de cultivo de 47.000 hectáreas (en el 2009) a 41.500 en la actualidad enciende la alerta. La caída del sector afecta lo económico, paisajístico y medioambientalista.

Frutos secos ¿de secano o regadío?

En la última década proliferan las plantaciones de frutos secos bajo regadío y los sistemas intensivos, sugiriendo un aumento de la oferta. La producción de almendra grano en el 2018 presenta números muy positivos en relación a la pasada campaña. Y todo indica que continuarán aumentando en los próximos años, rebatiendo la “permanente crisis” que vive el sector en otros países.

No obstante la creciente oferta de los productos obtenidos bajo regadío se contradice con la baja producción en secano. Esto, tomando en cuenta que 86% de la superficie de almendras plantadas es de secano y solo 14% de regadío.

“Es un problema grave”, refirió el representante de frutos secos ante la Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas (COAG), Bernardo Funes. Él también portavoz de la Organización ante la Mesa Nacional de Frutos Secos, ha reiterado en múltiples oportunidades la necesidad de un plan de reconversión del sector.

Las dotaciones presupuestarias exigidas estarían destinadas al mantenimiento y mejora de las explotaciones. Priorizaría el cultivo en zonas desfavorecidas, con poca pluviometría y bajo rendimiento. Darían valor a terrenos donde los frutos secos de secano son la única alternativa viable. Clave para evitar el abandono de las zonas rurales y combatir males como la Xylella fastidiosa.

Las comarcas de Alicante, entre otras afectadas por la falta de financiamientos, enfrentan la presencia de la Xylella fastidiosa. Otras han quedado expuestas a la proliferación de fauna dañina. O bajo riesgo de incendios.