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La Unión de Pequeños Agricultores y Unión de Campesinos (UPA-UCE) de Extremadura han alertado sobre el panorama que les acecha a los productores de tomates. La campaña no pinta bien, pues el clima sigue jugándoles en contra. Aunque la sequía del año anterior no se repitió este año, en mayo cayeron unas fortísimas tormentas que redujeron la superficie cultivada.

Unas dos mil hectáreas dejaron de sembrarse a causa del temporal. A ello se suma la merma de mil hectáreas, producto de la caída de las contrataciones industriales, en comparación con el año anterior. Lo cierto es que 21 mil ha (12,5%) quedaron improductivas. Lo cosechado en 2017 fueron 2.125.348 toneladas de tomates, pero ahora prevén 11% menos. En términos monetarios, la disminución representará 14 millones de euros menos.

Otro factor determinante en el mal pronóstico del cultivo de tomates, es la crisis de los trabajadores del campo de Coria- Moraleja. Ellos continuaron sufriendo las consecuencias de la sequía anterior. Sus embalses no se surtieron de agua y no tuvieron oportunidad de contratar con la industria, a pesar de las precipitaciones que hubo. Lo peor, es que el seguro no les alcanzará para cubrir pérdidas.

Más desatinos en la producción de tomates

Representantes de UPA-UCE señalaron que a todos los contratiempos enfrentados por los agricultores extremeños, se añade el atraso de la campaña. La misma iniciará 15 días después de lo previsto y culminará a finales de septiembre. Durante ese tiempo los tomates se arriesgan a «sufrir» por los pedriscos y tormentas de la época.

Los fenómenos climáticos de la temporada podrían generar el llamado “agolpamiento de la producción”. Es decir, que se junte la recolección del tomate temprano con el mediano. Para evitarlo, los sindicalistas pidieron a los campesinos cosechar con tranquilidad. A juicio de los asociados, la suave temperatura hará que el alimento prolongue su calidad.

La buena noticia es que los cultivos se han ido desarrollando con normalidad. Como el calor no es intenso, se están reponiendo los tomates dañados por el tiempo lluvioso.

Inconformidad con los precios

Una queja que también presentó la UPA-UCE de Extremadura fue un trato injusto de la industria contra la región. Explicaron que Conesa bajó unilateralmente un euro la tonelada de tomate a los extremeños, cuando ya los precios eran reducidos. A los de Andalucía, por ejemplo, les pagan más, a pesar de tener una baja de 35% en las hectáreas contratadas.

Los lugareños no se explican cómo si existe una baja (7%) en la producción mundial de tomate, se proceda a bajar los precios a los agricultores. Incluso, es tan bueno el momento para los españoles que ya las cosechas están prácticamente vendidas. Por ello pidieron unificar posturas y que haya mayor solidaridad en el sector.