La situación parece estar mejorando, pero las secuelas del mal tiempo aún se cuantifican. Las lluvias torrenciales de mitad de noviembre causaron pérdidas de 61,8 millones de euros al afectar cultivos de cítricos, caquis y hortalizas. La Consellería de Agricultura ofreció recientemente el balance oficial de los daños causados por las precipitaciones del 14 al 19.
El secretario de Agricultura, Francisco Rodríguez Mulero, en compañía de varios representantes de organizaciones agrarias, informó que Valencia fue la provincia más afectada. En la comunidad se registraron pérdidas de 40,4 millones de euros. Castellón y Alicante le siguieron con bajas en la producción por el orden de los 14,6 M€ y 329.000 euros, respectivamente.
Peritos de Agroseguro evaluaron los daños por lluvias, que se suman a los siniestros ocurridos antes de noviembre en las tres provincias. Se registraron al menos 783 hectáreas anegadas. La mayor proporción de afectaciones (89,5%) correspondió a los cultivos y un 10,5% a las infraestructuras agrícolas.
Pérdidas en la producción agrícola
El exceso de agua inundó los cultivos de cítricos, afectando mayormente clementinas y naranjas. Causó el desprendimiento de los frutos y en algunos casos asfixia radicular. Otra importante parte de la producción sufrió el pixat y el aguado.
El encharcamiento de los campos acabó con cerca de 40.000 toneladas de caquis, causando la pérdida de 8,9 millones de euros. El fruto ya había resultado afectado por las heladas de comienzo de año y el pedrisco de julio. La uva de mesa y las fresas o escaparon de la torrente.
En el caso de las hortalizas, la caída de las copiosas lluvias causó asfixia radicular y el encharcamiento de las hojas. Además retrasó el acceso al campo, la cosecha y los envíos. Otros productos como el coliflor, la cebolla y las alcachofas también se ven afectados, al ameritar costosos tratamientos para el control de hongos.
Las concentradas precipitaciones imposibilitaron el trabajo de recolección de los frutos a tiempo. El cultivo de chufa iniciará al menos 20 días después de lo estimado, hasta que hombres y maquinarias puedan entrar al campo. Además, el siniestro natural dañó aunque -en menor medida- las vías de acceso a las zonas rurales, canalizaciones, muros e invernaderos.
Lluvias compensarán efectos negativos en otros cultivos
No todo es negativo. En términos generales la llegada de las lluvias beneficia la labor del campo. Los cultivos de secano obtienen la suficiente agua y se garantizan las reservas para el otoño y el invierno. Los frutos alcanzan su tamaño óptimo.
La recuperación de los pastos propiciará una buena campaña ganadera. El llenado de los acuíferos, la mejora de la calidad del agua (con alta salinidad) y la limpieza del arbolado, son parte de las bondades de la lluvia. Frutales y viñedos han aumentado sus reservas de agua.
Las precipitaciones reducen además los gastos de suministro de agua por sistemas de riego. Conscientes de todos estos beneficios los dirigentes agrarios, entre ellos la Asociación Valenciana de Agricultores, no dejan de lamentar las recientes pérdidas de sus productos en las fincas.
Los agricultores hacen un llamado a la Administración a adoptar medidas que les permita resarcir los daños. Proponen el establecimiento de créditos y bonificaciones, la reducción de impuestos y condiciones que favorezcan la contratación de seguros. Así como la inversión oportuna en la vialidad agrícola de las zonas más desasistidas.