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Los seres humanos necesitamos alimentarnos para sobrevivir. Esa es una tan verdad irrebatible, que si el hombre pretende algún día establecerse en otros planetas o satélites, necesitará producir comida en ellos para garantizar su permanencia y sustento. Lo bueno es que la ciencia ya está trabajando en una solución para ello. Y España participa en el proceso.

Bajo el nombre de “iGEM-Biogalaxy” ocho estudiantes de Navarra, junto a un equipo multidisciplinario, realizarán análisis genéticos en plantas para que éstas puedan cultivarse en Marte. Los resultados de la investigación serán presentados en el “Instituto Tecnológico de Massachusetts” (MIT) de Boston, en Estados Unidos.

Los chicos cursan el cuarto año de Educación Secundaria Obligatoria, y el primero y segundo de bachillerato. Son cuatro chicas y cuatro chicos, quienes bajo la supervisión y colaboración de especialistas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), tendrán la tarea de modificar la genética de especies vegetales para que puedan desarrollarse en el espacio. Los jovencitos, además de sobresalir en Ciencia, poseen un nivel avanzado del idioma inglés.

Detalles del experimento en España

No es la primera vez que se quiere poner en práctica la agricultura fuera de este mundo. Hace algún tiempo los chinos trataron de que una semilla de algodón germinara en la sonda lunar Chan’e. Casi lo logran. No pudieron completar el desarrollo del embrión. Sin embargo, se sentaron las bases. Igualmente, el MIT emprendió en 2003 el “Genetically Engineered Machine (iGEM)”, proyecto que en 2016 ya tenía 300 equipos (5 mil personas) pertenecientes a 42 países.

El trabajo de los navarros consistirá en tomar una especie herbácea llamada “Arabidopsis thaliana” y manipularla genéticamente para que se adapte a las condiciones del planeta rojo. Como se ha publicado científicamente, variables como la cantidad de luz solar, composición del suelo y disminución de la gravedad, hacen que los requerimientos de Marte sean muy distintos a los de la Tierra.

La planta que utilizarán los alumnos posee un código genético totalmente descifrado. Es una especie de ratón de la botánica, dada la sencillez de su modificación. Si consiguen el éxito, podrán aplicar los conocimientos adquiridos al cultivo espacial de alimentos como el maíz, la patata o el trigo para crear una «agricultura espacial».

El asunto es tan serio y exigente, que los chicos contarán con el apoyo del CSIC en las instalaciones del Instituto de Agrobiotecnología (IdAB) de Pamplona. Vale decir que su participación en este proyecto viene a formar parte de las actividades del programa STEM del Gobierno Foral y el Planetario de Pamplona. Los expertos han dejado claro que la meta es emplear los genes de la propia planta, basados en los parámetros de la biología sintética. De allí que los resultados serán completamente sanos.