El proyecto se denomina “FertileCity” y busca estudiar, promover e incentivar el uso de las azoteas de los edificios de las grandes ciudades como invernaderos para el cultivo de alimentos. El Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA-UAB) y la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) participan en análisis que validen esta propuesta.
No se trata de un planteamiento nuevo. Por ejemplo, desde hace unos cinco años en Francia existe una ley que obliga a las nuevas construcciones a incluir en sus estructuras azoteas verdes o paneles solares, con fines ecológicos. Similares iniciativas se han instaurado en países como India, China, Chiles, Brasil, México y Colombia. Pero en España quieren ir más allá. Además de brindar aportes a la lucha ambiental, quieren satisfacer la demanda agrícola de las grandes urbes.
Tener productos frescos, sanos y sostenibles en las ciudades es completamente posible. Al menos así lo han indicado las investigaciones. Aseguran que las frutas y vegetales que se siembran en las azoteas no están contaminados por la polución que suele haber en las grandes ciudades. Esa siempre ha sido una de las preocupaciones principales de los ciudadanos.
Una solución real para el cultivo
Además de brindar un pulmón vegetal a las comunidades desarrolladas, la necesidad de alimentos podría satisfacerse. Estimaciones del ICTA señalan que para el año 2050 un 66% de la población del mundo se concentrará en las urbes y el requerimiento alimenticio se elevará en un 30%. Es por ello que ven completamente factible el auge de la agricultura citadina como medio de sustento para los habitantes. Sin contar que ayudaría a mejorar las temperaturas y la calidad del aire.
La UPC, tras un análisis en huertos ubicados en Barcelona y en los sembradíos ubicados en el campus UAB junto a la AP-7 del ICTA-UAB, explica que la contaminación atmosférica presente no afecta el contenido y las propiedades de las verduras producidas. La presencia de metales pesados, de níquel, cadmio, plomo y arsénico no sobrepasa los límites que la ley alimentaria establece. Es decir, que además de devolver aire puro, los techos verdes no se contaminan.
Cabe destacar que los análisis se efectuaron en vegetales que se cultivan sin tierra. En estos invernaderos se emplea la perlita como sustrato. La técnica garantiza que las verduras obtengan los nutrientes requeridos para su completo desarrollo. El agua de riego que se emplea también proviene de la lluvia y aún así no se evidenció contaminación por metales.