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Ruinoso panorama para los productores de almendra en España. La recolección del fruto, que suele hacerse entre los meses de agosto y septiembre, refleja un declive de hasta 50%. La situación que afecta por igual a los secanos y a las cosechas por regadío, ha generado alarmas en el sector agrícola. Y no es para menos. La rentabilidad por hectárea se ve altamente comprometida y, por ende, la capacidad de los agricultores para cubrir sus gastos de producción.

Según la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), la culpa de este descenso recae en el mal clima y en la almendra de importación. Y aunque reconoce que se trata de una crisis recurrente, asegura que una de las mayores dificultades en la actualidad, es la alta competencia.

La almendra y sus «enemigos»

Fotos: Pixabay

Tal parece que la almendra de California, que concentra el 80% de la producción mundial, está ganando terreno en España. Ante la incapacidad de cubrir la demanda, por insuficiencia de la producción, el país se ha visto en la necesidad de importar un producto que, además, se cotiza en el mercado en un precio bastante inferior (menos de 4 euros).

Desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja Alicante), afirman que «los precios son más bajos porque la venta proviene de stocks antiguos, próximos a su caducidad comercial y de peor calidad, propiedades que contrastan con las almendras frescas españolas».

Representantes de Almendras Barnés, empresa familiar con sede en Granada, apoyan parte de estas apreciaciones. A su juicio, el frío y el calor a destiempo, que se ha registrado en los últimos dos años, ha sido devastador. Pero el excedente de almendra americana y sus bajos costos, ha afianzado la crisis. «Se está vendiendo almendra americana a 3,50 euros, un precio con el que no se puede competir», apuntaron.

En  recientes entrevistas con medios locales, han explicado que los almendros requieren de un período de descanso tras la recolección del fruto. Un proceso conocido como reposo invernal, que se da precisamente durante los meses de invierno. En ese tiempo, los árboles deben acumular horas de frío y nutrientes, por medio del agua. Pero los calores extremos y la fuerte sequía han impedido que este ciclo ocurra con normalidad, generando estragos en las principales zonas productoras del país: Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Murcia y Cataluña. ¿Las consecuencias? Una grave afectación en el calibre y las características de la almendra.

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