El cambio climático golpea fuerte con sus efectos a Europa. En España este año la sequía parece seguir empeorando y con ello no es de sorprender que los agricultores busquen soluciones a corto y largo plazo. Modificar lo que se estaba habituado a cultivar por otros que requieran menos agua es una medida que aplican cada vez más.
Menos producción y alza en los costes son parte de los problemas que se enfrentan en el campo. Esto se debe a que la falta de lluvias y de humedad en los suelos se acentúa en cada campaña. La situación afecta tanto a los cultivos de regadío como a los de secano, quienes se ven obligados a recortar el uso del agua. Aunque España figura entre los países con más desarrolló agrícola aún le falta adecuarse.
Para Julián Martínez, agrónomo del Colegio Oficial de Ingenieros Agrónomos de Centro y Canarias, el país ibérico está “muy bien adaptado a las condiciones climáticas y los recursos disponibles, pero debe adecuarse todavía más a los episodios cíclicos de sequía, cada vez más recurrentes e intensos”. En una entrevista a EFEAgro, el especialista asegura que son varios los factores a considerar para hallar alivio.
Quienes producen en secano tienen pocas opciones. Gastar menos al fertilizar o recolectar es lo único que puede bajar las pérdidas. Los de regadío dependen del suministro de los acuíferos y embalses, por lo que su alternativa es que se afiancen los procesos de depuración y desalación. Contar con riegos más eficientes es parte de la solución, señala Martínez.
Es en el terreno del regadío donde modificar cultivos gana afectos. Por ejemplo, el arroz que requiere mucha agua es el que supone más pérdidas económicas al dejar de regarse. El agrónomo señala como otro ejemplo a los productores del Bajo Guadalquivir. “Los regantes van a dejar de regar el algodón y el tomate, los dos grandes cultivos de verano, y si el próximo año persiste la sequía tendrán que concentrar el agua disponible más en cultivos de invierno y primavera como el trigo y la remolacha, que solo necesitan unos riegos de apoyo”, explicó el ingeniero a EFEAgro.
Martínez señala que los cambios para largo plazo ya están andando. Entre ellos menciona un mayor cultivo de árboles como el almendro y el pistacho. Hay una mayor inversión en estos sembradíos porque necesitan menos agua y son muy rentables. Otro caso es el de Andalucía, donde se ha cambiado paulatinamente el cultivo de maíz por el de frutales, hortalizas y olivar.