Los trabajadores del campo que cosechan patatas en España han visto cómo paulatinamente se reduce su producción. Estadísticas del sector señalan que en 1992 se destinaron 257 mil hectáreas para el tubérculo. Actualmente, la cifra se ubica en 60 mil hectáreas. Sólo entre 2017 y 2018 la baja de la superficie fue de 10 a 20%.
Las zonas más afectadas son las grandes productoras de la verdura en el país ibérico. Castilla y León tiene un promedio de 18.393 hectáreas cultivadas (10% menos), Andalucía 9.200 (20% menos) y Cartagena 3.200 (20% menos). Tal situación se reflejará en los precios que llegan al consumidor.
Son las tarifas de comercialización del producto las principales causantes del recorte, según dan dicho los agricultores. Muchos señalan que en la campaña anterior los precios de venta al consumidor fueron muy bajos, lo que produjo una merma en las ganancias y, por ende, una disminución en los cultivos actuales. Igualmente, la escasez de agua jugó un papel determinante.
Retrasos en las cosechas de patatas
Las patatas nuevas españolas están llegando tarde a los anaqueles. Sólo en Andalucía la recolecta se produjo con 15 días de atraso. Y el costo del alimento alcanza los 50 céntimos por kilogramo.
Según se ha dicho, los sembradíos estarán condicionados por los aportes de la Política Común Agraria (PAC). Al menos en Castilla y León no definen totalmente la cantidad de tierras a cultivar hasta fines de mayo, cuando aprueben los recursos. Y eso ha contribuido.
Otra causa que desalienta a los agricultores, es que el destino de sus tubérculos es la exportación, pues no cuentan con la preferencia del mercado interno. Hay campañas que promocionan el consumo de la patata nacional, pero al parecer no surten efecto. Las patatas de Francia, por ejemplo, lucen más bonitas y son las preferidas por muchos comensales.
Más baratas y de apariencia más prolija, las patatas importadas llegan a más hogares españoles. Por otro lado, el gremio advierte que suele confundirse al consumidor, que no sabe diferenciar el producto local y las ventajas que tiene. Afirman que éste es más fresco, posee mejor sabor, menos azúcar (lo que hace que no se ennegrezca al freír), y cero conservantes.
Menos empleos
Asociaciones que agrupan a los productores del rubro en España, indican que una de las consecuencias negativas es la pérdida de empleos. En 26 años se ha reducido en un 77% la superficie de siembra. Por ello, unos 33 mil puestos de trabajo directo se han eliminado. Cálculos del sector establecen que por cada cuatro hectáreas se genera un empleo fijo.
Autoridades nacionales y locales apuestan por la promoción del producto, pues es rentable su productividad. Hay campañas que invitan a incrementar su consumo, pues posee vitaminas saludables, más allá del mito de que es causa de sobrepeso.