Agricultura urbana. La mayor parte de la población española se concentra en las ciudades del país. Es por ello que las zonas rurales cuentan con escasos habitantes. Así la siembra y el cultivo de alimentos es una actividad practicada por un grupo pequeño de personas. Es importante tomar conciencia al respecto y optar por soluciones más sostenibles. Promover la alimentación saludable y el respeto al medio ambiente.
La agricultura española enfrenta muchos desafíos, entre ellos el cambio climático o la sequia (por mencionar algunos). El gobierno español procura brindar soluciones a los pequeños, medianos y grandes productores del sector agrícola para que éste no deje de producir y en cambio aumente el rendimiento. La finalidad es garantizar la demanda alimentaria de una población que va en crecimiento.
Por otra parte, en consecuencia a la crisis sanitaria vivida en 2020 con el Covid-19, varios países vieron afectada su economía. España no fue la excepción y el problema se hizo notar en el desabastecimiento alimenticio. Esta situación despertó conciencia y de ahí surgió el auge de la agricultura dentro de áreas urbanas en el país.

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La creación de huertos urbanos para producir alimentos para el consumo propio gana terreno. Cada vez son más las personas que reservan un espacio en sus patios o terrazas para poner en práctica este tipo de agricultura. Esta tendencia se lleva a cabo incluso en muchas escuelas del país. El fin es educar desde temprana edad a la población en relación a los problemas ambientales.
La agricultura urbana es una actividad que puede realizar cualquier persona. No es necesario tener conocimientos previos en siembra. Gracias a la tecnología es posible encontrar todo tipo de información en internet. Consejos sobre cómo preparar la tierra, qué tipo de plantas se pueden cultivar y en cuáles estaciones del año. Todo lo necesario para elaborar y mantener un huerto en casa.
Las prácticas de agricultura dentro de las zonas urbanas (ya sean a pequeñas o medianas escalas) que están a cargo de las comunidades favorecen a la relación vecinal. Ponen a disposición de las comunidades productos hortícolas que solventan la demanda de consumo. Adicionalmente, aumenta la calidad de vida y la salud de la sociedad.
La agricultura urbana fomenta el uso responsable de la energía, del agua, promueve la biodiversidad y la economía circular. Además, de que al evitar el uso de productos agroquímicos se respetan los ciclos naturales. Por esta razón, resulta muy positivo que se mantenga esta tendencia en alza.