Las empresas españolas no han quedado al margen del efecto que ha causado en la región el conflicto entre Rusia y Ucrania. Aunque ambas naciones no son socios significativos en las exportaciones, sin son clave en las importaciones. El campo ucraniano se halla entre los principales productores de cereales. A ellos se les refiere como “el granero de Europa”.
Productos agrícolas, energía y mercados financieros son los tres sectores económicos más impactados por los ataques. La economía global sufre las consecuencias. Incertidumbre, inflación y menos crecimiento económico se combinan tóxicamente. Para España el panorama no es diferente. Ya se resienten sus importaciones de girasol y cereales y sus medios para producir fertilizantes y abonos.
“El 62% de nuestras compras en el exterior de aceite de girasol proceden de Ucrania, así como el 17% del trigo, el 31% de las tortas de aceites vegetales y el 15,4% de leguminosas grano”, señalan especialistas e informes agrarios. España, que tiene un déficit de cereales, al año también importa un 30% del maíz que requiere de Ucrania. La nación bajo ataque de Rusia fue en la campaña 2020-2021, la segunda proveedora de maíz, por detrás de Brasil. En total, el país ibérico compra anualmente fuera de sus fronteras un promedio de 2,7 millones de toneladas de maíz.