Skip to main content

Aunque su presencia en la Península no es nueva, el “escaso control” de la polilla guatemalteca ha favorecido su propagación por otras regiones de España. Desde 1999, los cultivos de patata en las Islas Canarias han sido los más afectados por la presencia del insecto. Pero en la actualidad, más de una treintena de municipios en la comunidad de Galicia han visto sus cosechas destruidas gracias a él.

Hasta la fecha, la Tecia solanivora, como se denomina a esta plaga, ha hecho estragos en las plantaciones de patata destinadas al autoconsumo. Productores y sindicalistas advierten que está muy cerca de la segunda zona de mayor producción del tubérculo en Galicia. A escasos kilómetros de Coristanco, zona de Indicación Geográfica Protegida (IGP).

El Sindicato Campesino Gallego instó a la Junta de Galicia a informar a los agricultores sobre las acciones a tomar para evitar la proliferación de la polilla en esa área. Ya se está cultivando la patata de cedo y no se ha publicado la prohibición de siembra del rubro. Se espera por la decreto del Consejo de Ministros en el Boletín Oficial del Estado, pues se teme que las acciones sean tomadas cuando las labores de siembra estén adelantadas.

Medidas fitosanitarias para proteger los cultivos

Desde la llegada de la plaga, la Junta de Galicia estableció ciertas medidas fitosanitarias, entre ellas la prohibición del cultivo de patatas. También el no movimiento del tubérculo desde las regiones infectadas. El incumplimiento de estas normas conlleva a sanciones económicas, como el pago de 300 a 3.000 euros. Sin embargo, muchos han hecho caso omiso a las restricciones.

El reciente decreto del Consejo de Ministros sigue esos mismos lineamientos y prohíbe el cultivo de patata en varios ayuntamientos de Galicia durante dos años y el desplazamiento del producto hacia otros lugares. Además, ordena destruir el material contaminado e indemnizar al agricultor por las pérdidas. Controlar la polilla en plantaciones y lugares de almacenamiento es otra de las exigencias.

La normativa que será publicada en los próximos días contempla la creación de alcabalas o zonas tampón, que evitarán la salida de patatas infectadas. También la colocación de trampas para las polillas. Se estima que el decreto tenga una vigencia de cinco años.

La patata es fuente de riqueza en España

El que la plaga se salga de control en los cultivos de patata en España tiene serias implicaciones. Las comarcas reciben buenos dividendos por la venta del tubérculo. De hecho, para muchas es su mejor o única alternativa económica. De allí la necesidad de respaldo a las comunidades afectadas y la aplicación de medidas preventivas en otras zonas de producción.

Miles de kilos de patatas han tenido que ser retirados, los productores han sido obligados a arrancarlos de la tierra. Esto afecta a quienes siembran para el autoconsumo, pero también a quienes la adquieren en el mercado a un precio cada vez más elevado.

En Canarias las afectaciones alcanzan todo el archipiélago y de seguir extendiéndose, la exportación de patata española podría verse afectada.