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Sin opciones. Así se encuentran los trabajadores del campo que se dedican al cultivo de espinacas en España. La razón es que este diciembre entrará en vigencia el veto al último herbicida químico que se empleaba para el control de enfermedades y plagas que afectan al vegetal. Las alternativas, al parecer, son nulas.

Murcia es una de las localidades más afectadas por la falta de plaguicidas, pues allí es donde más se siembra y exporta el producto. Por ello, el gobierno regional y compañías especializadas en fitosanitarios realizaron un encuentro en el que analizaron la situación, para trabajar en soluciones a corto plazo.

La eliminación del lenacilo, el único producto que se utilizaba en las plantaciones, deja a la vista un inconveniente que ocurre con frecuencia. Los llamados cultivos menores suelen estar desamparados. Aunque son hortalizas que no tienen tanta preponderancia agrícola como otros, representan el sustento de muchas familias.

La espinaca, por ejemplo, tiene una superficie de cultivo en España de 10 mil hectáreas. De esas parcelas, seis mil se consumen fresca y congelada. 30 toneladas de espinacas ibéricas son comercializadas fuera del país, lo que genera un ingreso de 46 millones de euros. Murcia es responsable del 72,3% de las exportaciones.

Consecuencias inminentes para el cultivo

La falta de herbicidas para tratar las tierras deja expuestas a las espinacas a sufrir los embates de las plagas comunes. Esto genera menos rentabilidad y menor cosecha. Quitar a mano las malas hierbas también generará gastos adicionales que elevarán el coste de producción. Los agricultores señalan que no pueden asumir ese incremento. En pocas palabras: la espinaca de España no llegará a los anaqueles de otros países de Europa.

Otro factor que pone en desventaja a los productores del vegetal, es que otras naciones miembro de la Unión Europea sí tienen autorización para el uso de herbicidas que han sido prohibidos a los españoles. Los precios finales del alimento serán por ende mucho más económicos, al ahorrarse más mano de obra.

Conseguir una solución, al parecer no será algo que ocurra rápidamente. En una reunión con empresas productoras de fitosanitarios se han manifestado los costos excesivos de hacer fórmulas adaptadas a los requerimientos gubernamentales. Es posible que no estén interesados en cubrir esa demanda, señalan los productores de espinacas.

Por lo pronto, la consejería de agricultura pedirá al ministerio una prórroga para la utilización del herbicida del lenacillo, que-como se dijo-no podrá emplearse desde diciembre. Esperan que el estado haga una excepción y extienda el lapso. Al menos hasta que se presenten otras alternativas comerciales.